ELOGIO DE LOS JUEVES


No sé porque me gustan tanto los Jueves, ha de ser porque son como una amenaza de Viernes, un pronóstico de fin de semana, un preámbulo del ocio y la vagancia del Sábado y del Domingo. Pero los Jueves tienen un color especial, un sabor especial. Levantarse un Jueves no es ni siquiera comparable a lo que significa levantarse un Lunes o en el alterno y desventurado Martes cuando el Lunes se va de fiesta. No hay necesidad de despertador, el cuerpo solo descubre el inicio del nuevo día. Y así sea solo para levantarse a esperar el desayuno o para servir de esclavo del tiempo y de la sociedad, levantarse un Jueves siembra un entusiasmo diferente.

A veces creo que el Jueves ya nos hemos acostumbrado a la semana, al ruido, a la carrera imperiosa del ser humano por tener, por sobresalir, por sobre vivir. Por eso el jueves todo parece fluir naturalmente.

Hay muchas cosas que se pueden hacer el Jueves: ir al cine para aprovechar la promoción del 2x1, así se vaya solo; comer pollo frito, que se da el lujo de ponerse en promoción los Jueves como pronostico del bacanal nocturno; llamar a los viejos amigos y también a los nuevos compinches para armar el zafarrancho del Viernes y el desenguayabe del Sábado; soñar.

Está prohibido pensar, incluso imaginar desde el Jueves un Lunes, eso es un pecado capital, prohibido por todas las religiones del mundo, especialmente las ateas.

Por eso es mejor escribir un Jueves, para sembrar en prosa o en verso lo que va surgiendo el resto de la semana, es mejor escribir un Jueves, así se lea cualquier otro día, incluido el lunes.

Por eso escribo los jueves y de antemano pido perdón a los otros días.

DE LOS PASILLOS, ESE UNIVERSO


Mujer
Tu sombra desmitifica
El tiempo la noche la distancia
Un hondo suspiro de deseo
El insomnio la entrega
Los espacios

Tu cuerpo en cambio
Es más discreto
Y colorea estos pasillos
Tendidos de desconsuelos
Estas paredes
Teñidas de ilusiones
Con su coqueteo al viento

A veces quisiera aprisionarte
Entre los números y letras
Que rondan por los salones
Pero para ese entonces
Ya eres un fantasma de biblioteca.

DEL OCASO, ESA ENTREGA


Vamos a cerrar los ojos y en voz baja
vamos a gritarle al mundo lo sentido

Tu me amas
y yo también te amo
disfracemos nuestros cuerpos 
                                /con la tarde.

No me hables
yo tampoco te hablo
escuchemos al sol moribundo
persigamos la sombra de la tarde 
vamos dos centímetros adelante
                                  /de la noche.

Abramos los ojos y en voz baja
demonos un beso que nos deje sin
                                        /sentido.

Que tu me amas 
y yo también te amo.