De las caricias, las puertas de lo inverosímil


Si descubriera en un instante
El misterio profundo de tus ojos
No hallaría en tu mirada
Ese sabor eterno
No encontraría en tus besos
Esa temible forma incorpórea
Ese preámbulo del abrazo
Que conduce inexorablemente a la entrega
Ni estaría preso del encanto
De ir descubriendo lentamente
Los códigos herméticos
Que dejas inscritos en mi piel.

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