El cuarto se
está llenando de silencios
retumban en
las paredes con sabor a olvido
chocan con
el armario cansado y viejo
también lleno
de recuerdos y suspiros
Sus ecos
rompen los cristales sucios
las
porcelanas que se tumban ya diezmadas
sobre la
superficie lisa de la mesa
en donde
pongo a reposar todas las noches
tan solo un
par de lagrimas sueltas
Rompen las
botellas de vino casi terminadas
beben un
sorbo para la nostalgia,
sacan el
viento escondido en los rincones,
y en un
arranque desmedido de añoranza
se ponen a
cantar viejas canciones
Acarician
los bucles de Neruda,
suavizan las
sonrisas de Mario
dan un paseo
con Dikinson por lo alto
y en un escondido epitafio cantan
Se acerca la
hora de cambiar de cuarto
antes de que descarado,
en sus hombros
de recuerdos
con estos
silencios acallados parta.
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